#DomingoContigo
Desde niña, sentí una curiosidad especial por los apellidos de mi familia. ¿De dónde venían? ¿Quiénes eran esas personas que vivieron mucho antes que yo?
Pero fue recién a mis treinta y tantos años, cuando empecé a usar FamilySearch, que esa curiosidad se transformó en una verdadera pasión por la genealogía.
Una noche, mientras exploraba registros antiguos, encontré el obituario de mi bisabuelo. Nunca lo conocí, pero al leer sobre su vida, sentí que una pieza de mi historia se completaba. Desde entonces, fui sumando fotos, fechas y documentos a nuestro árbol genealógico. Descubrí parientes que emigraron, matrimonios que unieron culturas distintas, e incluso tumbas en un cementerio de otro país.
Cada descubrimiento ha sido un lazo que me conecta no solo con mi herencia, sino también con Dios. Al conocer las luchas y los logros de mis antepasados, he aprendido a valorar más profundamente a mi familia y a mirar la vida con más gratitud.
Hoy, a mis 52 años, puedo decir ...