Pudú 🌿. Después de tanto buscar, esperar, frustarme, de imprevisto y sin realizar ningún ruido, apareció finalmente uno de los ciervos más pequeño del mundo. Ahí estaba, por fin frente a mis ojos, más pequeño de lo que imaginaba, con más tonalidades de las que recordaba. Con nerviosismo, emoción, fui acercándome poco a poco, procurando que ninguna rama se quiebre bajo mis pies, asegurándome de no realizar ningún movimiento brusco que espante al animal que observaba entre las nalcas. El tranquilamente me observó, escuchó e incluso olfateo, tal y como se ve en la foto, utilizando toda la fineza de sus sentidos para interpretar cuales eran mis intenciones. Todo esto pasaba mientras ajustaba los parámetros de la cámara, enfocaba sus ojos, su nariz, concentrándome para que todo salga bien, para obtener la mejor imágen del momento que tantos años había esperado. Sonaba el click de la cámara y el tranquilamente, siguió comiendo las manzanas caídas, masticando algún que otro fruto de las ma...