Pudú. Este encuentro, es uno de los que más he anhelado.Recuerdo el 2020, año en el cual emprendí rumbo hacia Chiloé con la misión de encontrar a dos de los seres más míticos de Chile; la ranita de Darwin y el Pudú. Como en ese entonces tenía muchas más ganas que experiencia, no encontré ni a la ranita ni al cervatillo. Sin embargo, seguí intentándolo. Con cada nueva búsqueda, mis ganas de presenciar un Pudú solo aumentaban. Quería, con mis propios sentidos estar frente a este ciervo, saber si era realmente tan pequeño, observar su temple, su andar, sus colores, ver su mirada. Ese momento tan esperado, ocurrió por fin este año, durante un día en el que llovía intensamente. Me encontraba dentro de un parque, refugiándome de la lluvia bajo el techo de un pequeño balcón. De pronto, paró de llover por un instante y el sol se dejó ver por unos minutos. Fue en ese lapso que por entre los helechos y arboles que rodeaban el lugar, veo asomarse lentamente algo de color marrón, con dos cachitos...